19 febrero 2010

LA METAMORFOSIS DE ZARAGOZA (3) La calidad ambiental como objetivo y motor de las transformaciones.

Cal, Pablo de la; Pellicer, Francisco (coords.), "Ríos y ciudades. Aportaciones para la recuperación de los ríos y riberas de Zaragoza", Institución Fernando el Católico, 400 p., 79 il., 23 mapas, 17x24 cm, ISBN 34-7820-606-X, 2002.


En 1993 la Universidad de Zaragoza, a iniciativa del Ayuntamiento de Zaragoza y con el amparo del Gobierno de Aragón, inicia una serie de estudios transdisciplinares y cursos especializados sobre Medio Ambiente Urbano. El análisis de la situación de Zaragoza pone el acento en la necesidad urgente de la recuperación de las riberas del Ebro.


Los equipos municipales de infraestructuras y urbanismo se encuentran en pleno proceso de revisión del Plan General de Ordenación Urbana abordando desafíos de gran calado conforme a la nueva escala de la ciudad y las dinámicas inéditas de desarrollo.

En 1996 el Colegio de Arquitectos, el Colegio de Ingenieros de Caminos CP, la Universidad de Zaragoza, la Asociación de Ingenierías y Consultorías de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza organizan unas jornadas sobre recuperación de los ríos y riberas de la ciudad, que por la profundidad y alcance de los planteamientos y de sus conclusiones consiguieron definir el marco de actuación para los años siguientes. Sus conclusiones se publicaron por la IFC en 2002). La propuesta del parque lineal del Ebro se consolida desde entonces como la actuación de mayor calado, adquiriendo rango del principal argumento para la transformación de la ciudad.

La idea de organizar una Expo en Zaragoza como proyecto motor de la recuperación de las riberas del Ebro surge precisamente en estas jornadas, en las que Jerónimo Blasco, invitado en su condición de ex director general de Urbanismo y Ordenación del Territorio del Gobierno de Aragón, propuso realizar una “Expo sobre los ríos del mundo en la margen izquierda del Ebro”. El objetivo no es otro que el de mejorar la calidad ambiental de la ciudad y procurar un proyecto capaz de actuar como motor de las intervenciones necesarias. La Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona habían demostrado en 1992 la capacidad los grandes eventos internacionales de atraer e intensificar las inversiones y poner en marcha actuaciones urbanísticas de gran calado. Una Expo en Zaragoza podía actuar de catalizador de voluntades, de atractor de recursos y de hito temporal de referencia.

En 1998 el Plan Estratégico de Zaragoza y su área de influencia contempla la propuesta para que el tramo urbano del río Ebro se considere como espacio idóneo para ampliar y modernizar el centro y situar nuevos elementos de identidad visual, de ocio y de recreo, con buena accesibilidad. También se corresponden esos objetivos con los de la segunda línea, que aborda los temas relativos a la actividad económica y medio ambiente, al pretender la "potenciación del atractivo de Zaragoza como entorno empresarial idóneo, con criterios de innovación, máxima calidad y de sostenibilidad medioambiental”.

En este caldo de cultivo había surgido una apuesta ciudadana clara, sostenida con criterios científicos y técnicos, pero debía alcanzar el terreno político y encontrar un elemento catalizador para su desarrollo.

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