20 marzo 2010

El Ebro en Zaragoza: de cauce-barrera a lugar de encuentro y representación


La necesidad y oportunidad de la recuperación del cauce y las riberas del Ebro en Zaragoza creció en la misma medida que la preocupación por el ambiente saludable y la sensibilidad por el paisaje y sus valores estéticos, simbólicos e identitarios.
Las obras públicas en el Ebro son equipamientos fuertes y estructurantes, concebidos pensando en obras "para toda la vida" teniendo en cuenta las necesidades del mañana más que en las del ayer, la complementariedad de diversas funciones y los deseos y aspiraciones del conjunto de la población. La rentabilidad económica y social de las infraestructuras ribereñas es función de la polivalencia y de su aptitud para satisfacer el abanico más amplio posible de gustos y necesidades del mayor número posible de usuarios que se convierten así en clientes de las prestaciones ofrecidas por el lugar.
Los objetivos básicos del proyecto realizado en el Ebro consisten en devolver la naturalidad del paisaje y aprovechar de las energías del sistema natural (conservación de los sotos, retirada de motas); mantener y potenciar el patrimonio cultural (ej. San Lázaro, intervenciones artísticas); procurar la diversidad en la forma y en el tratamiento de los distintos tramos en función de sus características naturales y culturales; primar la calidad en el diseño y explotación de las infraestructuras (el kioskos); facilitar la accesibilidad al espacio y la continuidad de los paseos; promover e integrar funciones múltiples y compatibles para satisfacer los gustos y necesidades de los ciudadanos; garantizar su rentabilidad en términos ecológicos, sociales y económicos.
El corredor urbano del Ebro constituye ya la espina integradora de la ciudad histórica de la margen derecha y de la ciudad emergente de la margen izquierda, de modo que el río se ha conviertido en lugar de confluencia entre las diferentes fuerzas urbanas que han acabado convirtiendo lo que fue un cauce-barrera en lugar de encuentro, las riberas vacías en espacios de representación, pletóricos de actividad y de personas de toda clase y condición, los necesarios diques frente a las inundaciones en parques lineales, los paisajes del olvido en el espejo donde la ciudad se mira y se reconoce.

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