15 noviembre 2010

Déjala que llore!


El nombre noria viene de naura, deriva del verbo árabe na’ar, que significa gruñir o gemir, en clara alusión al característico sonido que producían cuando estaban en movimiento. Así lo testimonia el sevillano Ibn Hisam al-Lajmí, en el siglo XII, al indicar que “la máquina de gran envergadura, redonda, con paletas finas en las que bate la corriente de agua, de forma que sólo necesite de ésta para girar, es llamada an.naura; sólo se establece al lado de un río y al girar produce un chirrido que es causa de que se llame así (gemidora)” (J.M. Forneas, “Un texto de Ibn Hisam al-Lajmí sobre máquinas hidráulicas y su terminología técnica”, Miscelánea de Estudios Árabes y hebraicos, nº 23, 1974, p. 56).
Las primeras referencias que existen sobre el uso de norias fluviales proceden de los países islámicos del Próximo Oriente. El historiador persa al-Baladuri, fallecido en el año 892, narra en sus escritos cómo fueron instaladas varias de estas norias en un canal cercano a Basra (Iraq) en la segunda mitad del siglo VII; al-Muqaddasi se refiere a las ubicadas en la ribera de la ciudad de Ahwaz (Irán) a fines del siglo X. Del siglo XII data el famoso Tratado de Geografía de Yuqut, donde se citan las conocidas norias emplazadas sobre el río Orontes a su paso por la localidad de Hama (Siria) (Al-Hassan, A.Y., Hill, D.R., Islamic Technology. An Illustrated History, Cambridge, 1986, p. 76; Hill, D.R., A History of Engineering in Classical and Medieval Times, La Salle, Illinois, 1984, pp. 141-142). Precisamente en Hama se conserva hoy una presa que surte de agua a tres norias. Desde Oriente, los musulmanes difundieron el uso de la noria fluvial por el Mediterráneo. Al-Idrisi habla de las ruedas de Toledo y de Talavera, ambas sobre el Tajo; al-Himyarí menciona las existentes en la ciudad de Murcia; y al- Maqqari varias situadas sobre el Guadalquivir (Julio Caro Baroja, “Norias, azudas, aceñas”, Tecnología Popular Española, Madrid, 1983, p. 298; Abderramán, Ch., López, M., El enigma del agua en Al-Andalus, Madrid, 1994, pp. 154 y 157). A finales del siglo XV, cuando Jerónimo Sánchez realiza su conocida descripción de la ciudad de Córdoba, alude a los “chirridos sonoros de su eje” como una característica sobresaliente de la noria de la Albolafia (M. Nieto, Córdoba en el siglo XV, Córdoba, 1973, p.59). Como las norias fluviales han estado en uso hasta el siglo XX, los testimonios históricos que poseemos sobre ellas no se limitan a su empleo por la sociedad andalusí, sino que por el contrario abundan los datos referidos a su uso durante siglos más modernos. Por ejemplo las norias ubicadas sobre el río Ebro, en Tudela, Escatrón, Caspe o Camarasa, son citadas desde 1500 hasta el siglo XIX (Diccionario de Madoz) y XX (Francisco Carreras, La navegación por el río Ebro, Barcelona, 1940, pp. 115-116.
(Informe histórico sobre las norial fluviales y presas de derivación situadas sobre el río Genil en Palma del Río. Autor: Ricardo Córdoba de la Llave. Profesos Titular de la Universidad de Córdoba).
Los últimos artesanos de Hama (Siria) que atesoran los saberes de construir y mantener las norias del río Orontes, vinieron a construir la noria más grande de Europa a Zaragoza en el Paruqe del Agua.

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