17 octubre 2010

El otoño se lleva los frutos generosos



Las nubes se abrazan y acarician con los sauces y chopos del soto. Sorprendidas por el sol despeinadas, se escapan invisibles a sus rayos. Quedan sus lágrimas enganchadas en los rosales silvestres del otoño.
Se marchó Ernesto como la niebla, su vida fue una caricia para quienes le conocimos. Descansa en la paz, tú que diste tanta! Vive donde van las personas buenas, las que siempre tuvieron corazón de niño grande!
El mes de octubre se me lleva las personas más queridas, mi hermano José, mi padre y, ahora, el tío Ernesto... se van como frutos generosos. En ellos colgamos nuestras lágrimas... y nuestra esperanza de fundirnos algún día con ellos.

1 comentario: