15 abril 2012


En la noche cerrada,
lamparita,
sobre el horizonte esférico,
respingada para mirar al sol,
débil reflejo de una certeza,
las doncellas necias duermen. 
Amanecerá,
ya casi amanece,
vienen los novios,
¡levanta!
entra en la fiesta,
ya pasó...



En la noche de la crisis, cuando todo se ve negro, es importante mantener la ilusión cierta de que saldrá el sol. Mientras los tristes y amargados se lamentan indolentes, los diligentes preparan y tienen todo listo para cuando llegue la oportunidad de impulsar y celebrar la llegada de un nuevo ciclo
Una ráfaga de rayos naranja me ha sacado temprano de casa,
desde el horizonte el sol rasante encendía los edificios sobre un cielo oscuro y dormido,
luego, sol arriba y nubes abajo, el día se ha vuelto llorón
y llueve un poco en Zaragoza.
El Ebro guarda silencio, sabe que sus depósitos blancos en la montaña están vacíos,
llora, callado, su estío de primavera.
Buenos días, desde mi café.
Una de mis ventanas favoritas,
aquí me encuentro con los niños que dan de comer a los patos,
a una chica de paseo con su cerdito-mascota "Panceta",
a una joven pareja de rumanos que pescan y juegan con un rubito precioso,
a los abuelos en el banco un poco más arriba, conversando apacibles,
a los caminantes de Parques con Corazón,
a Ana que lo ve todo con sus ojos ciegos,
pasan los ciclistas irreconocibles con sus cascos y gafas...
y yo miro como el verde y la sombra se adueñan del lugar
para filtrar los rayos ya deslumbrantes.
Los sonidos del agua, del viento y de los pájaros borran el zumbido constante y monótono del tráfico. Esta es otra ciudad.
El agua, unas veces calma, es espejo brillante. Otras, rizada, es cielo satinado en el que se balancean las gaviotas...
Un espacio abierto, accesible, libre y gratuito...
Un espacio público recuperado por la ciudad,
nuestro patrimonio colectivo.
Nuestro.