10 mayo 2011

La muerte concelebrada

Yo no sé qué pensar. Pero no me sumo al aplauso de las torturas y las ejecuciones extrajudiciales, ni siquiera a las judiciales.
Las declaraciones, las imágenes... todo huele a mentira, a podridos desechos del metabolismo de un mundo violento y corrompido.
Me quedo con la gente buena, la inmensa mayoría de gente buena que hace de este mundo un lugar para vivir y amar.

LA MUERTE CONCELEBRADA

Herat (Afganistán)  
 Los ciudadanos de Afganistán, el país que amamantó de ideología radical a Osama Bin Laden durante los años de lucha contra los soviéticos, celebran más que lloran la muerte del terrorista más buscado del mundo.
  Muchos lo bautizan como “enemigo del Islam”, otros, sorprendidos por su tren de vida, lo consideran un corrupto que vivía como un millonario, algunos lo llaman “perro”, un insulto muy grave en el mundo musulmán. Pocos muestran conmiseración.
  Al menos estos son los sentimientos de los ciudadanos de Herat, mayoritariamente habitada por tayikos y hazaras, víctimas del rigorismo islámico que impusieron los talibanes en Afganistán cuando la ocuparon militarmente en 1996.
  Seguramente en las zonas pastunes del sur, donde se encuentran los bastiones talibanes, haya un número mayor de ciudadanos enrarecidos por la noticia. Aunque los afganos, en general, están muy cansados de que su país sea utilizado como pieza del tablero estratégico por países vecinos y fuerzas extranjeras.
   “Era tan claro como el día que Bin Laden estaba en Pakistán protegido por sus servicios secretos”, dice Nesar Ahmad, de 47 años, que ya olvidó cómo era su país sin guerra tras tres décadas de desastres bélicos. “Hasta un niño de teta sabía que era un marioneta de Pakistán. Ojalá que su muerte sirva para que nuestro vecino saque las manos de nuestro país y nos permita alcanzar la paz”, dice el policía Sheif Qahar, de 28 años.
  Pakistán concita todos los odios afganos y siempre sirve de tapete para esconder las miserias de los líderes afganos. Por Pakistán entraron las armas que destruyeron Afganistán, pero los asesinos siempre fueron afganos amparados en el terror y la impunidad.
   Muchos ciudadanos se preguntan qué ocurrirá en Afganistán después de la muerte de Bin Laden. ¿Se retirarán los estadounidenses felices por haber cumplido el principal objetivo de la invasión de octubre de 2001? ¿Se producirán atentados suicidas generalizados? ¿Habrá guerra con los talibanes durante décadas?
  “Hay decenas de Bin Laden dispuestos a ocupar su puesto”, comenta Kola Faroq, un vendedor de música local. “Han matado a la fiera y sus cachorros se han quedado huérfanos. Es una buena noticia, pero me temo que su muerte precipite la retirada de las fuerzas extranjeras, un grave error que provocaría nuevos enfrentamientos entre afganos”, reflexiona Abdul Kafor.
  El afgano medio se ha vuelto desconfiado y le cuesta predecir si la muerte del terrorista saudí mejorará su vida cotidiana. La guerra, la muerte y la desolación son su siembra cotidiana desde la noche de fin de año de 1979 cuando los carros de combate soviéticos invadieron el país.
  Aplaudió la salida de los rusos una década después en febrero de1989 y tuvo que convivir con el salvajismo de las milicias islámicas que desangraron el país. Aplaudió el triunfo taliban en septiembre 1996 y tuvo que sobrevivir a la violencia de sus códigos radicales. Aplaudió la invasión estadounidense en 2001 y tuvo que contentarse con una democracia ficticia que protege a conocidos criminales de guerra.
  ¿Qué hace ahora? ¿Se añade a la ola mundial que aplaude la ejecución extrajudicial? ¿Concelebra en silencio o se muestra indiferente? Shir Ahmed lo resume a su manera: “No sé qué pensar porque ni siquiera sé si Bin Laden existía o era un personaje de ficción creado para engañar una vez más a los afganos”.
 

Comunicado de la Asociación 11M Afectados del Terrorismo

La Asociación 11M Afectados del Terrorismo, ante los acontecimientos ocurridos en el día de hoy, con el asesinato extrajudicial de Osama Bin Laden, quiere poner de manifiesto lo siguiente:
  1. Esta Asociación, pese a haber nacido a raíz del mayor acto de terrorismo de toda Europa, es una organización respetuosa con la vida, con los Derechos Humanos y con el Derecho Internacional y contraria a la pena de muerte.
  2. No somos más que víctimas de terrorismo, por lo tanto no entramos en cómo se han hecho o cómo se han podido hacer las cosas en este caso. Pero no nos gusta la muerte, ninguna muerte. Ni siquiera la de sátrapas como el mencionado monstruo, que en su origen fue adiestrado, alentado y alimentado en sus afanes asesinos.
  3. Estamos convencidos que la muerte de Bin Laden no va a constituir el fin del terrorismo yihadista. Esta muerte será para los radicales la de "un mártir" y tras su muerte aparecerán en  primer plano nombres por todos conocidos: Ayman Al Zawahiri, Rabei Osman El Sayed Ahmed "Mohamed el Egipcio" o Yahía Mouad Mohamed Rajah. El principal "éxito" de Osama Bin Laden y de los otros responsables de Al-Qaida ha sido convertir al salafismo yihadista en una ideología que trasciende conflictos y fronteras, logrando la extensión planetaria de esta corriente asesina.
  4. Pero entre las víctimas, los asesinados, sus supervivientes, sus hijos, sus madres, sus padres, las novias, a los tullidos que hemos visto renquear sobreponiéndose a una mano amputada, a una pierna coja, a una espalda rota no hemos sorprendido nunca a ninguno en un pronto vengativo, en un gesto amenazante, en un arranque irracional o planificado para ajustar las cuentas con sus asesinos.
  5. Ha sido abatido en Pakistán, país "amigo" de Europa, donde todos los que entendemos, por desgracia, de este tipo de terrorismo sabemos que es donde se encuentran los campos de entrenamiento y adoctrinamiento. Al igual que nos ocurre con Marruecos, que no extradita a nacionales aunque sean asesinos y sin embargo es socio privilegiado de Europa. Creemos que su presidente, el Ex-Presidente de las Islas Azores Sr. Barroso, y todos los 27 miembros de la UE deberían pensar que hay "amistades peligrosas".
  6. Pedimos a nuestro Gobierno, encarecidamente que "cuide" a nuestras tropas en el extranjero, que nos cuide a sus ciudadanos sin mirar para otro lado, y que ponga todos los medios de nuestro Estado para que las posibles amenazas jamás se hagan realidad.
  7. No vamos a llorar su muerte, aunque le preferiríamos vivo, preso y ante la justicia democrática, juzgado con las leyes de las que nos hemos dotado y cumpliendo las penas de nuestros códigos penales. En fin, confiando en nuestros Estados de Derecho, tal y como hicimos con los miembros de la red de Al-Qaida que cometieron los atentados del 11 de Marzo, con todas sus garantías procesales.

No quiero ser indiferente.

Tanta mentira y tanta sinrazón invitan a la indiferencia, a pasar de tanta basura mediática, a no creer en principios por prostituidos, a no fiarse de líderes políticos...  Nos quieren así, sometidos al Totalitarismo de la Indiferencia.
La calidad democrática requiere análisis crítico de la realidad, principios coherentes y firmes, imaginación para crear nuevos escenarios de vida, flexibilidad para hacerlo con el otro, en corresponsabilidad, y en un futuro definido por comportamientos caóticos.
Para empezar no creeré a los políticos perversos que solo se dedican a destruir y desacreditar al adversario y que lanzan mensajes viscerales y analfabetos conscientes de que la incultura les da votos... No quiero ser indiferente.