13 julio 2010

No hay yo sin el otro. Juntos somos más.

Recuerdo cuando en los preparativos de Expo Zaragoza 2008 cada comunidad autónoma quería tener una cocina y un comedor el los 300 m2 de su pabellón. Era muy difícil compaginar espacio expositivo y restaurante. Así que nos pusimos a pensar. Finalmente acordamos crear dieciseis cocinas (Aragón como comunidad anfitriona era un caso de excepción) y un comedor común.


Sin duda fue el restaurante más concurrido y querido pues la carta era amplísima (pulpo a la gallega, empanada asturiana, paella valenciana, jamón extremeño, papas arrugás de Canarias, chistorra navarra...). Las identidades gastronómicas se convirtieron en un festival de la diversidad que ningún restaurante del recinto pudo igualar. Cada uno se servía conforme a sus gustos y apetencias y compartía con sus amigos o familia en las grandes mesas del comedor común.

Una lección de cultura política convertida en una fiesta del gusto.

Somos mejores cuando somos diversos y aportamos lo mejor de cada uno en la gran mesa común.

Esta metáfora puede entenderse a todas las escalas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario