08 julio 2010

OBJETIVO: QUE LA CIUDAD QUE SE SIENTA GUAPA

Puede parecer una frivolidad en tiempo de crisis, pero se trata de un objetivo cargado de ilusión, esperanza y oportunidades.

Que una ciudad se sienta guapa quiere decir muchas cosas. La primera es que posee un alto grado de calidad ambiental o lo que es lo mismo: está limpia, es agradable a la vista, se puede recorrer con facilidad y disfrutando de su paisaje, se puede acceder a buenos productos, goza de sonidos placenteros, no huele mal… Todas estas condiciones requieren un buen gobierno por parte de las administraciones y una implicación de las personas que habitan la ciudad.

Una ciudad que se siente guapa está bien gobernada por las diversas administraciones que intervienen en el proceso con responsabilidades y competencias distintas. Para ello es imprescindible una buena coordinación institucional. Son muchos los estamentos implicados y con demasiada frecuencia funcionan como compartimentos estancos sin que fluya la información entre ellos. La puesta en marcha de cualquier proyecto lleva consigo la programación y cronograma de los múltiples intervinientes. Sin este esfuerzo inicial el desgaste de energía en el desarrollo del proyecto es enorme. Hay que hacer las cosas 20 veces, a destiempo y con frecuencia, mal.

Sin la participación de las personas, sin tener en cuenta sus necesidades y deseos, sin atender a sus más secretos sentimientos, elementos las más de las veces intangibles, el proyecto no marchará.

Los edificios, los jardines, los servicios y los equipamientos no se sienten guapos. Son las personas, el auténtico sujeto de la ciudad, las que se sienten guapas.

Sentirse guapo no consiste en vestir caro y de marcas a la moda, es sentirse orgulloso y a gusto consigo mismo. La ciudad no se sentirá guapa necesariamente por la calidad o marca de los arquitectos, ingenieros o artistas que intervienen en la construcción de su estructura física, sino también por la calidad de los servicios educativos, de ocio, de transporte, y sobre todo por la atención amable del camarero, la simpatía del personal de las cajas del supermercado, la emoción que transmita el guía turístico, el ingenio de un artista de la calle… y los niños jugando en la calle.

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