15 abril 2012

Una de mis ventanas favoritas,
aquí me encuentro con los niños que dan de comer a los patos,
a una chica de paseo con su cerdito-mascota "Panceta",
a una joven pareja de rumanos que pescan y juegan con un rubito precioso,
a los abuelos en el banco un poco más arriba, conversando apacibles,
a los caminantes de Parques con Corazón,
a Ana que lo ve todo con sus ojos ciegos,
pasan los ciclistas irreconocibles con sus cascos y gafas...
y yo miro como el verde y la sombra se adueñan del lugar
para filtrar los rayos ya deslumbrantes.
Los sonidos del agua, del viento y de los pájaros borran el zumbido constante y monótono del tráfico. Esta es otra ciudad.
El agua, unas veces calma, es espejo brillante. Otras, rizada, es cielo satinado en el que se balancean las gaviotas...
Un espacio abierto, accesible, libre y gratuito...
Un espacio público recuperado por la ciudad,
nuestro patrimonio colectivo.
Nuestro.

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