09 junio 2011

Intervenciones artísticas en las riberas del Ebro. Zaragoza.

Entre las actuaciones que se desarrollan en las riberas del Ebro, las intervenciones artísticas ocupan un papel importante como hitos y referencias de primer orden que marcan un recorrido y ponen en valor la fecunda relación entre la naturaleza y la cultura a lo largo del eje fluvial urbano. El programa de intervenciones artísticas pretende poner énfasis en los espacios de mayor significación del corredor urbano del Ebro en Zaragoza, procurando por una parte dotar de carácter unitario al conjunto de intervenciones y, por otra, responder a la diversidad paisajística que provocan las diferentes interacciones entre el río y la ciudad.
En julio de 2006, la sociedad estatal Expoagua Zaragoza 2008  convocó un concurso de anteproyectos de intervenciones artísticas con intervención de Jurado, invitando en paralelo a un conjunto de artistas de reconocido prestigio y experiencia internacional.
Las intervenciones artísticas se proyectan y realizan para lugares específicos, specific site works. La mayoría de ellas tienen un alto valor paisajístico y evocan el diálogo entre el arte y la naturaleza, están relacionadas con el medio acuático o utilizan el agua como soporte o materia principal (Jeppe Heim, Bury, Camoisson y Coudert). Ofrecen, así mismo, eficaces soluciones para su integración en medios naturales o ligeramente urbanizados y su utilización pública interactiva o solucionan problemas de conexión de muy distinto origen: entre medio natural y trama urbana, zonas “conflictivas” de sutura entre distintos proyectos arquitectónicos y urbanísticos (Ferrer y Batlle i Roig), zonas de acceso masivo o marginales (Atelier van Lieshout, Sinaga). Otras, finalmente, destacan como obras escultóricas monumentales o son obras con gran poder de comunicación, visual o textual (Plensa, Navarro). Otras constituyen proyectos más inmateriales: proyecciones luminosas, proyectos audiovisuales de gran formato (Valdosera), mensajes visuales y textuales, repertorio de fotografías y/o sus proyecciones en exteriores, obras de sonido interactivas, etc. (Peñafiel).
En cualquier caso, el programa de intervenciones artísticas no tiene nada que ver con cualquier práctica al uso de decoración urbana o ser una mera estrategia de complemento cultural y artístico a un acontecimiento de la magnitud y trascendencia de una Expo. Las intervenciones tienen, como el conjunto de la Exposición, un marcado carácter innovador y de experimentación así como altos niveles de excelencia artística y visibilidad como privilegiado instrumento de comunicación internacional. En su conjunto, e individualmente, poseen suficientes valores artísticos y estéticos para configurarse como uno de los legados principales de la Expo Zaragoza 2008.
Jaume Plensa proyectó El alma del Ebro, obra destinada a la plaza frente al Palacio de Congresos. Se trata de una colosal figura de algo más de 11 m en actitud sedente, sugerida más que descrita, por una piel a modo de celosía de letras blancas. Una evocación poética y etérea llena de fuerza y magnetismo que articula un gran espacio abierto.
En el perímetro del recinto de la Exposición Internacional con el río se construye el Banco ecogeografico, un elemento lineal de 700 metros con un alto valor paisajístico y fuerte capacidad de diálogo entre arte y naturaleza. Isidro Ferrer y Battle i Roig proponen un elemento con dos capacidades plásticas, la de escultura y la de lienzo. Como escultura se construye como un elemento metálico que se pliega, se dobla o se agujerea a conveniencia y como lienzo se diseña como una superficie tatuada de teselas cerámicas. En el banco ecogeográfico se utilizan recursos iconográficos propios de la cartografía para dibujar un relato plástico anclado al territorio.
Junto al embarcadero, Dan Graham aporta su obra Manierismo rococó, un sistema de planos curvilíneos de vidrio que distorsiona y juega con la imagen de la ciudad y sus riberas.
Una fuente monumental de Heppe Hein, Appearing Room, crea junto a la Puerta del Ebro, un espacio lúdico a modo de laberinto dinámico de cortinas de agua, abierto a la interacción con los visitantes.
El Bosque sonoro proyectado por Christopher Janney se mimetiza con los fustes del Pabellón de España e invita a los visitantes a crear música en claves armónicas. Los ”árboles electrónicos” contienen bocinas, luces y sensores foto-eléctricos para producir melodías en cambio continuo, sonidos ambientales y textos hablados o susurrados, acompañados por variados efectos de luz.
Javier Peñafiel presenta una compleja intervención de textos poéticos dibujados y proyectados, imágenes, vídeos y pósteres en las fachadas del edificio que acogía las Comunidades Autónomas.
Los artistas Nicolás Camoisson y Marion Coudert y el ingeniero Juan Antonio Ros crearon una noria de 16,5 metros de diámetro, construida por los propios artesanos sirios que atesoran este saber milenario en el Parque Metropolitano del Agua. El interés de esta intervención artística reside en el encuentro con un elemento de la arqueología hidráulica, viva todavía en Hama (Siria). Es una metáfora del viaje a lo profundo de las memorias para aflorar y elevar los vínculos ancestrales del oriente mediterráneo con la Península Ibérica y convertirlos en expresión artística de singular valor estético y antropológico.
En la renovada margen izquierda del Ebro se han definido los proyectos para varias intervenciones. Miguel Ángel Arrudi quiere devolver la fauna originaria de ranas a su espacio natural, el lugar donde está ubicada la obra, que se llama Ranillas, igual que la obra. La intervención consiste en la colocación de 610 pequeñas ranas distribuidas a lo largo del muro del ACTUR-Rey Fernando y parque inmediato en la ribera del Ebro. El hábitat de las ranas, los cantos rodados y vegetación próxima al gua, inspiran los jardines verticales que enmascaran el muro de hormigón.
Miquel Navarro presenta Válvula con alberca, una fuente monumental entre el C.D. Helios y TVA, al tamaño requerido por tan extenso espacio.
Klaus Bury construye una plataforma-mirador que recupera la memoria histórica del Puente de Tablas situado en la margen izquierda del Ebro, en el entorno de San Lázaro. Esta intervención artística consiste en una escultura arquitectónica que conforma a través de un sistema de rampas y plataformas un mirador sobre Zaragoza y el río Ebro. Constituye un hito o mojón, que afirma la voluntad de acercamiento de la ciudad al río.
Aguas abajo, junto al puente de la Unión, Federico Guzmán ha dispuesto un recipiente que no detiene el tiempo sino que lo expresa en su fluir. Partiendo  de  la  forma  de  un  envase  arrugado  de  agua, con evidentes referencias ambientales, la escultura es objeto de juego y lugar de esparcimiento en el parque donde se ubica.
Junto a estas intervenciones otra serie se inscribe en la secuencia de espacios públicos renovados en la margen derecha del Ebro. Entre los nuevos puentes del Tercer Milenio, de Juan José Arenas, y Pabellón-Puente, de Zaha Hadid, Diana Larrea ha instalado Espiral mudejar que cualifica y se integra en los recorridos del espacio ribereño. Junto al azud, en la margen derecha, Eva Lootz ha realizado una instalación de jardín y sonido que denomina Oreja Parlante.
Otros artistas intervienen en lugares poco favorecidos convirtiendo puntos conflictivos en oportunidades para la creación artística. Tal es el caso de Fernando Sinaga que acomete el proyecto de convocar al Barrio de la Almozara a un recorrido por la ribera inmediata a través de sus Pantallas Espectrales de vidrios especulares. De modo similar, para debajo del Puente de la Almozara, Atelier Van Lieshout ha producido una pieza excepcional, Water Wagon, que pone en valor un lugar difícil e ignorado, abrochando dos tramos del parque de ribera.
Tony Craag asoma y enfrenta al Ebro y contra el cierzo su Wild Relative en la terraza del Náutico; Richard Deacon instala bajo el Puente de la Unión Water under the bridge en homenaje a las aguas conducidas y ocultas de la ciudad; Antoni Muntadas cuestiona a los cibernautas desde la azotea del Centro Deportivo Siglo XXI con su obra Aqua quo vadis? y Eulalia Valdosera proyecta sus imágenes desde la cubierta y fachadas del Centro de Climatización. Lara Almarcegui, en el ápice del meandro de Ranillas conduce al espectador a un Descampado que adquiere la condición de paisaje a través de la mirada e intención artística.
El río Ebro a su paso por Zaragoza se transforma así en un museo al aire libre donde obras de artistas de gran proyección internacional conviven con la naturaleza y cualifican el espacio con la intención artística. El conjunto de intervenciones artísticas está financiado con cargo al 1% cultural por los Ministerios de Cultura, Medio Ambiente y Fomento, con participación del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza.
de la relación con el Ebro. El río que ya no se percibe como peligro o amenaza sino como próximo, amigo y hermoso. La ciudad, sus gentes y sus visitantes se acercan a él como espacio de representación y asiento de nuevos valores simbólicos.
Una nueva ciudad se vislumbra, más integrada, más compleja, con mayor capacidad de intercambio, más sostenible, entrenada para nuevos retos, orgullosa de si misma y de sus capacidades, sin complejos, sin determinismos fatales, intercultural y abierta. Es la metamorfosis de Zaragoza.

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