09 junio 2011

PARÁBOLA DEL SEMBRADOR. "El que tenga oídos para oir que oiga".

La mitología es una forma de pensamiento precientífico que condensa el conocimiento, el sentimiento, las aspiraciones, las vivencias de una sociedad y las expresa de modo simbólico a través de leyendas, narraciones, proverbios, cánticos o parábolas.

La mitología judeo-cristiana recoge de forma magistral la sabiduría milenaria de Mesopotamia, y del Oriente mediterráneo. La conocida parábola del sembrador puede ayudarnos a comprender lo que pasa con un proyecto como el de Expo Paisajes.

Dice la parábola que "un hombre  salió a sembrar.Y mientras sembraba, aconteció que parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la devoraron. Otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y en seguida brotó; porque la tierra no era profunda.Y cuando salió el sol se quemó, y porque no tenía raíces se secó. Otra parte cayó entre los espinos. Y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.Y otras semillas cayeron en buena tierra y creciendo y aumentando dieron fruto. Y llevaban fruto a treinta, sesenta y ciento por uno".

El narrador de la parábola explica luego a sus amigos: Os cuento esto por que los que están fuera, viendo no perciben y oyendo no entienden.

El sembrador concibe y pone en marcha el proyecto. Él es quien emprende la acción con el fin de lograr una buena cosecha. El proyecto es la semilla, la carga genética encapsulada, que ha de crecer y multiplicarse. Luego está la energía necesaria (apoyo político y económico) y la tierra, el soporte que ha de proporcionar los nutrientes y el agua para germinar y crecer (las empresas y demás agentes sociales).

Primero están las aves, los pájaros, los oportunistas que están junto al camino donde se siembra el proyecto. Ellos son incapaces de proponer ni de crear nada, pero devoran cuanto está a su alcance. Presos de envidia, están siempre a la espera de aprovecharse de lo que otros hacen, solo prima para ellos el interés inmediato y egoísta. No tienen reparo en difamar, mentir, calumniar, insultar,… Son agresivos y no les importa perder un ojo con tal de que el otro quede ciego. El proyecto solo tiene interés para ellos si hay oportunidad de lucrarse solo ellos y a corto plazo. Son extremadamente desmemoriados, aunque dejan sus excrementos en las hemerotecas. Y el proyecto decae.

El proyecto puede caer también en el pedregal  de aquellos bienintencionados que reciben el proyecto con gozo pero no tienen criterio ni formación. En cuanto vienen las dificultades se suman a las consignas fáciles “el día a día, lo social, con la que está cayendo, los barrios”,…  Éstos pues tienen poca duración. En cuanto hay dudas o hay persecución, tropiezan y se recluyen en el anonimato del grupo, de la asociación, de la plataforma, del partido, de la fundación... y son utilizados muchas veces como excusa por otros.

Y el proyecto puede caer también entre espinos. Ellos son los que entienden el proyecto, pero los intereses de partido, el poder económico, el protagonismo gremial, el afán de riqueza y la codicia se entrometen y ahogan el proyecto y queda sin fruto.

Si la semilla cae en buena tierra produce fruto al ciento por uno. Pero eso en Zaragoza da igual, se desprecia…. Como tenemos tantas oportunidades, podemos dilapidar la oportunidad (¡!).

Y bajo el anonimato de las redes sociales se calumnia e insulta al sembrador.

Esta tierra siempre ha tenido problemas de salinidad en su suelo.

Y mientras el entorno fértil de la ciudad cada día más yermo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario