09 junio 2011

UNA MALLA AZUL Y VERDE PARA ZARAGOZA

Principios y acciones para una ciudad más verde.
1. La ciudad no puede dar la espalda al campo. El encuentro con el entorno rural y natural.
La conservación de la naturaleza no puede detenerse a las puertas de la ciudad.  Zaragoza dio la espalda al río y lo ha recuperado, del mismo modo ahora la ciudad da la espalda al campo y debe encontrar la forma de reencontrarse con el mismo. .
2. Segundo Plan de Riberas.
Restitución del cauce del Ebro entre el azud de Vadorrey y La Alfranca, eliminando las motas construidas con escorias de fundición en la margen izquierda, y respeto de la llanura de inundación en la margen derecha. Mantenimiento de la capacidad de infiltración del suelo, evitando en lo posible su impermeabilización.
Conclusión del proyecto de riberas del Canal Imperial de Aragón en S. José (U25).
Conservación estricta de los sotos del Gállego y Cantalobos, y por su singularidad y carácter irrepetible los Galachos de Juslibol y La Alfranca.
3. Recuperación de la huerta y conservación de ecotopos y especies.
Rescate de los suelos fértiles de las huertas y regadíos de Vadorrey que permanecen yermos o están invadidos por usos inadecuados (chatarrerías, depósitos de materiales de construcción, escombros). Es importante incorporar estos solares y yermos a la red de espacios públicos y dedicarlos a zonas verdes y huertos sociales.
Hay espacios que tienen un enorme potencial como laboratorios y documentos de la vida natural y de su variabilidad estructural y funcional. En este sentido debe primar por encima de todo la conservación del material genético de la biosfera como importante patrimonio para el futuro. Al efecto, el Ayuntamiento trabajará conjuntamente con a Facultad de Veterinaria y el Campus de Aula Dei que juegan un importante papel en su estudio y conservación, y pueden intensificar su dedicación y resultar determinantes en su desarrollo.
4. Parque del Este y el sistema de espacios abiertos de grandes dimensiones.
Una serie de pequeños espacios abiertos no tiene el mismo valor ecológico que uno grande de las mismas dimensiones por la influencia de perturbaciones y efectos periféricos. Zaragoza puede y debe crecer amparada en este principio; el medio físico del ámbito periurbano y las características de su crecimiento mononuclear ofrece todavía unas condiciones muy favorables.
El Ayuntamiento de Zaragoza ha proyectado un gran espacio abierto al Este de la ciudad integrado por huertos sociales y familiares, zonas verdes y equipamientos compatibles. Constituye así el tercer gran espacio verde que se añade al Parque José Antonio Labordela al Sur y el Parque del Agua al Oeste, equilibrando así el sistema de grandes espacios abiertos de Zaragoza.
Los citados espacios se dedicarán a la importante función de mejorar la calidad paisajística y ambiental de la ciudad adaptando sus actuales usos a las demandados por la sociedad urbana (productos frescos de proximidad, servicios de ocio y esparcimiento, educación).
5. El Anillo Verde y la malla de corredores verdes.
Para reducir los efectos de aislamiento de las poblaciones vegetales y animales, así como facilitar los recorridos de la gente, es preciso crear pasillos verdes que unan los espacios abiertos para evitar el efecto "isla”. Por ejemplo se ha previsto crear un corredor verde que una el Parque de Torre Ramona con el Anillo Verde y las huertas de las Fuentes.
El eje estructural de la malla azul y verde es el Anillo Verde que desarrolla el existente para unir el nuevo parque del Gállego-Las Fuentes con el Parque del Agua y el Parque José Antonio Labordeta  apoyándose en buena parte en el Canal Imperial de Aragón y las riberas del Ebro recientemente recuperadas. En el corredor del Ebro, el Galacho de Juslibol y el Galacho de la Alfranca que desempeñan funciones ecológicas de primer orden, estarán unidos por un corredor verde continuo en el que restaurarán los tramos degradados.
6. Principio de prevención de toda interferencia evitable con el paisaje.
 La valoración estética y emocional de los paisajes constituye un factor de excelencia ambiental y cultural de una ciudad a la vez que es un elemento de preferencia y un valor añadido a la hora de elegir el emplazamiento de la vivienda o realizar actividades recreativas.
En un entorno semiárido, los ríos, las láminas de agua y los bosques son unánimemente celebrados. Por ello durante los últimos años el Ayuntamiento ha puesto especial dedicación a la restauración completa de los ríos de la ciudad que, además de sus valores ecológicos, aportan a la ciudad valores paisajísticos como perspectivas, diversidad, legibilidad, naturalidad, novedad… En contraste con los paisajes del agua, cobran especial valor los paisajes de la estepa con una amplitud panorámica y una luminosidad extraordinarias.
7. Mantenimiento de la variedad espacial y temporal.
Es necesario estimular la integración de los espacios urbanos en los paisajes circundantes más naturalizados, haciendo que los espacios verdes sean el reflejo de la región específica en la que se encuentran. Zaragoza se encuentra en el contacto entre un medio húmedo fluvial y un medio estepario, donde las plantas son muy resistentes, aromáticas muchas de ellas y muy hermosas, aunque no coincidan con los modelos estéticos impuestos por una moda absurda que uniformiza todas ciudades.
8. Conservación de la huerta como patrimonio ecológico y cultural La huerta requiere una revitalización completa, un innovador plan especial de la huerta que atienda a las nuevas funciones que desempeñan los espacios de producción agrícola en el entorno de la ciudad. Éstas se basan de alguna forma en las privilegiadas condiciones ambientales que ofrecen frente a los espacios estrictamente urbanos. La huerta debe recuperar sus funciones: proporcionar alimentos frescos y de calidad que compitan en el mercado local, mantener la capacidad de producción para la sociedad del futuro y reducir la dependencia del exterior, contribuir al reciclado de los ecosistemas urbanos degradados, ofrecer paisaje de calidad, abierto y natural en contrapartida al cerrado, artificial y tenso de la ciudad y ser soporte de numerosas actividades productivas, recreativas, deportivas y educativas demandadas por la nueva sociedad urbana y que son la base de su conservación, conocimiento y valoración.

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