En una competición de belleza, las orquídeas acaparan siempre los puestos más destacados. La variedad de sus formas, colores, tamaños, texturas... es inmensa. Las hay salvajes y preciosas en los bosques y praderas atlánticos y mediterráneos, generalmente de pequeño tamaño y, a veces, imitando en su fisonomía a los insectos para facilitar su polinización. Pero donde alcanzan todo su esplendor es en las regiones tropicales, húmedas y cálidas.
En Tailandia se cultivan en grandes invernaderos para su exportación a todo el mundo. El proceso, largo y laborioso, se inicia a partir de esquejes en una especie de botellas, luego pasan meses creciendo y es preciso realizar varios trasplantes y podas, al final... las flores!!Exige el trabajo de numerosos especialistas: la selección genética, la búsqueda de nuevas variedades, el estudio de la climatización más adecuada, la construcción de los invernaderos y envases para su exportación, la logística y distribución... y, por supuesto, mucha mano de obra experta en los cuidados necesarios. En consecuencia, la trascendencia económica y social de este cultivo es extraordinaria. Las antiguas plantaciones de opio controladas por mafias están siendo sustituidas por esta actividad digna y provechosa.
Las imágenes muestran algunas fases del cultivo de orquídeas en un invernadero de Tailandia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario