Han pasado y ados años desde aquel evento que cambió la ciudad de Zaragoza. Me siento orgulloso de haber trabajado durante ocho intensos años en ese proyecto, desde el principio hasta el final. La crisis nos aguó la fiesta. Pero la fase constructiva del proyecto ha seguido, procurando un centro empresarial y administrativo envidiable y envidiado. El legado inmaterial sigue su curso y exige esfuerzos cada día para mantenerlos vivos. La ciudad ha quedado dotada de infraestructuras y equipamientos para décadas. Zaragoza está preciosa y ofrece un nuevo paisaje alejado de la ciudad gris y átona.
Fue una expo preciosa.
Estamos preparados para nuevos desafíos.
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