Las riberas del Ebro: de barrera a lugar de encuentro
Como condiciones de partida se tomaron el respeto al entorno y a los usuarios actuales y futuros, la inserción y el diálogo con el lugar, la transformación de esos lugares de modo poético y no impositivo. Una forma de entender las actuaciones en el paisaje que vale tanto para la arquitectura de la Exposición, el Parque del Agua y las riberas del Ebro. El conjunto constituye el nuevo frente fluvial, o dicho de otra manera, la avenida principal de la ciudad.
De barrera a lugar de encuentro
Las intervenciones urbanísticas en las riberas del Ebro convierten lo que fue un cauce-barrera en lugar de encuentro, las riberas vacías en espacios llenos de actividad y de personas de toda clase y condición, los necesarios diques frente a las inundaciones en parques lineales, los paisajes del olvido en el espejo donde la ciudad se mira, se reconoce y se promociona. El corredor urbano del Ebro, además de ser motor de la transformación urbanística del eje central de la ciudad, es un factor de revitalización de los procesos sociales y económicos, a la vez que espacio receptor de nuevos contenidos simbólicos y representativos de la ciudad.
Ya no se trata de traspasar, de saltar la barrera del Ebro, sino de integrarlo como un elemento del paisaje, como un marcador del espacio, como lazo de unión de la ciudad extendida en ambas márgenes para hacerla más habitable. El Ebro constituye ya la espina vertebradora de la ciudad del futuro, siendo el guión conceptual de una red de espacios vividos, que integra y articula espacios abiertos, edificios residenciales y equipamientos metropolitanos en una matriz verde.
Los criterios básicos de la intervención urbanística de las riberas del Ebro se basan en tres principios fundamentales: favorecer la diversidad formal y funcional, procurar la sostenibilidad en términos de consumo energético y proporcionar oportunidades de intercambio que incrementen la información del sistema natural y cultural.
El Pabellón-Puente expresa de manera ejemplar este concepto. Su función no se limita a servir de infraestructura de paso. Su vocación principal es la de servir de punto de encuentro y de intercambio de las personas de ambas márgenes y de los habitantes de Zaragoza con los visitantes atraídos por tan singular arquitectura y su programa museístico. Otro tanto ocurre con las pasarelas del azud y del Voluntariado, concebidas como lugar privilegiado de contemplación del río.
Una red integrada por sistemas naturales y nuevos polos de centralidad urbana
La estrategia urbanística se apoya en un sistema bipolar con eje en el Pilar que, por una parte, potencia el corredor natural del río y sus riberas y por otra articula nuevos polos de centralidad urbana. El corredor verde del Ebro constituye uno de los nodos estructurantes del sistema de espacios verdes de Zaragoza. El corredor natural dispone de dos importantes espacios protegidos: el Galacho de Juslibol y los Galachos de La Alfranca, al Oeste y Este de la ciudad respectivamente, que actúan como amplificadores de la señal ecológica que transmite el río. En un segundo orden y más próximos a la ciudad se encuentran los sotos de Ranillas y de Cantalobos, introduciendo la naturaleza hasta las mismas puertas de la ciudad. En el corredor urbano se mantienen los tamarizales del Sotillo, dentro del propio recinto de la Expo 2008, y de la Playa de los Ángeles en la orilla derecha junto al Barrio de la Almozara. A este sistema natural se añaden los parques lineales que facilitan la conexión del sistema dentro del núcleo central de la ciudad. Todo el conjunto de corredores y nodos verdes está comunicado por una red de carriles bici, senderos y pasarelas que permiten el acceso y los recorridos sin interrupciones ni barreras.
La consideración de las variables del medio natural ha enriquecido la intervención urbanística, que se perfila como un espacio polivalente en el que se facilita la evacuación del agua en las crecidas, se propicia la instalación de la vegetación espontánea, se procura el acceso a la lámina de agua, se posibilitan los recorridos longitudinales y se acogen actividades sociales y económicas.
Por otra parte, el corredor fluvial tiene capacidad de atraer equipamientos. El recinto de Exposición 2008 en Ranillas y los equipamientos deportivos y recreativos en el entorno del azud, lejos de limitarse a mero papel de fachada, acentúan su papel estructurante constituyendo dos polos de centralidad que tensan el eje del Ebro.
Al oeste, la Estación Intermodal y los equipamientos adyacentes, por una parte, y el recinto de la Exposición Internacional constituyen el nuevo polo de centralidad urbana, unido por los nuevos cinturones viarios, puentes y pasarelas. Es el lugar emblemático de la nueva ciudad abierta al mundo, dotada de equipamientos y servicios metropolitanos de orden nacional e internacional.
Al Este, entre Las Fuentes y Vadorrey el azud abatible garantiza la estabilidad de la lámina de agua y un calado suficiente para hacer el río navegable, accesible, grato y seguro. Este sector ofrece excelente condiciones para crear el gran parque equipado de la orla este de la ciudad.
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