25 febrero 2010

LA METAMORFOSIS DE ZARAGOZA (6). Del proyecto a la ejecución de Expo Zaragoza 2008.

La complejidad de la construcción puede llegar a enmascarar la complejidad, muy superior, de del programa real que integraba construcción, cantenidos expositivos, programación de espectáculos, seguridad, comunicación, promoción, tiketing, restauración y servicios, servicio de puertas, publicaciones, intervenciones artísticas, control medioambiental... con 20 días de lluvia en mayo de 2008, crecidas del río, huelga de transporte....



Para empezar, hubo que crear una sociedad estatal, una empresa pública sometida a procedimientos reglados y con capacidad y agilidad para acometer los grandes proyectos y hacerlos realidad. Hubo que ajustar los presupuestos, convenir los compromisos y cargas entre las instituciones, establecer los necesarios procedimientos de coordinación y control de la compleja operación, reclutar profesionales capaces de las más diversas formaciones, crear una cultura de empresa.

El Gobierno de España, a quién corresponde la responsabilidad de la organización de la Exposición, decidió crear el 18 de febrero de 2005 la Sociedad Estatal “Expoagua Zaragoza 2008”, con objeto de gestionar, promover, organizar y operar la Exposición Internacional de Zaragoza. Expoagua es una Sociedad Anónima constituida por la Administración General del Estado (70% del accionariado), el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Aragón (15% del accionariado) y el Ayuntamiento de Zaragoza (15% del accionariado). La Sociedad está presidida por Roque Gistau Gistau, y regida por un Consejo de Administración, cuenta además con tres Direcciones Generales: Operaciones y Contenidos (Jerónimo Blasco Jáuregui), Construcción (Eduardo Ruiz de Temiño) y Recursos y Medios (José Luis Murillo Collado).

A su vez, el Gobierno de España nombró como Comisario de la Exposición a Emilio Fernández Castaño Díaz Caneja, a quien corresponde la representación directa del Gobierno de España ejerciendo las funciones encomendadas por el Bureau Internacional des Expositions.

Además, se reavivó el Consorcio Zaragoza Expo 2008, integrado por todas las administraciones, con el objeto de coordinar todas las acciones del Plan de Acompañamiento de la Expo Zaragoza 2008. Es decir, el Consorcio se ocupa de hacer el seguimiento de un amplio programa de obras que desarrolla cada una de las administraciones en función de sus competencias y acuerdos. Se establece, por tanto, una distinción entre las actuaciones propias de la exposición y aquellas que son necesarias para la dotar a la ciudad de infraestructuras y equipamientos, independiente de la celebración de la Expo. Juan Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza, preside el Consorcio.

En los primeros meses de 2005, en paralelo con la gestión para la constitución de la nueva sociedad estatal Expoagua Zaragoza 2008 S.A., se convocaron el resto de concursos de arquitectura, se redactó la Modificación Aislada del Plan General de Ordenación Urbana y se tramitó el Estudio de Impacto Ambiental de la Expo 2008, al objeto de posibilitar la obtención de la totalidad de los terrenos en el meandro, de las preceptivas licencias de urbanización y edificación, y el inicio de las obras en el menor plazo posible. La coordinación con el Ayuntamiento resultó crucial, así como el arbitrio de nuevas figuras de tramitación y gestión de los expedientes Expo, como la constitución de la Unidad de Licencias Expo y la firma de convenios específicos con todos los Colegios profesionales implicados.

La redacción de los proyectos de arquitectura hubo de realizarse con diligencia, tomando como partida los planteamientos del Plan Director. Las obras proyectadas son ambiciosas y plantean todas ellas retos estructurales muy considerables. Mientras todo esto se lleva a cabo, una tensa calma se apodera de los terrenos de Ranillas y se despierta el fantasma de todos los grandes proyectos con fecha fija: ¿vamos a llegar?.

El 14 de diciembre de 2005, un año después de la ceremonia de París y cuando sólo quedan dos años y medio para la inauguración de la Expo, comienzan las obras de Expoagua en el meandro de Ranillas, aunque la urbanización de la Ronda del Rabal y del Puente del Tercer Milenio ya se habían iniciado meses antes, impulsadas por el Ayuntamiento de Zaragoza y por la Sociedad Zaragoza Alta Velocidad 2002 S.A. respectivamente.

Seis meses más tarde, el 14 de junio de 2006 se inaugura el Centro de Visitantes de la Exposición. La Sociedad Expoagua Zaragoza 2008 S.A. ya ha puesto en marcha todas las obras de los edificios y espacios más representativos. A la vez se trabaja intensamente en la definición de los contenidos de las exposiciones y en el programa cultural que deben sorprender al visitante y deben mostrar un alto grado de excelencia del evento.

En todos los casos, la redacción del proyecto ha estado inmersa en una relación intensa entre los equipos redactores y la propia Sociedad, por diferentes motivos. Por un lado, se trata de edificios y programas de necesidades muy singulares, que en la mayoría de los casos deben satisfacer dos condiciones temporales: la utilización Expo y sus adaptación posterior a un uso Post-Expo.

Por otro lado, el tiempo para concebir y madurar estos proyectos es muy escaso, dado el plazo necesario para la construcción de los edificios, por lo que se apuesta en todos los casos por un sistema de fast-track, que, al subdividir los proyectos en varias fases, permite iniciar las obras según éstas se van completando. Una complejidad adicional viene dada por la condición de interrelación entre edificios, ya que la urbanización del recinto resuelve sus cotas, transiciones, etc., en función de las soluciones arquitectónicas de los pabellones, ya que el Plan Director no prevé un proyecto de calles y espacio urbano previo, como se haría en un planteamiento tradicional. Ello requiere una labor de continua coordinación y corrección en su caso de los proyectos.

Todo ello representa un laborioso y complejo sistema de coordinación entre las direcciones generales de construcción y contenidos y operaciones con procedimientos rigurosos y flexibles para responder a las numerosas incertidumbres que surgen en el acelerado y complejo proceso de preparar y operar una exposición internacional en la que más de un centenar de países soberanos son los protagonistas indiscutibles. En la tarea han participado con diferentes responsabilidades, además del presidente y los directores generales, un equipo de personas entregadas que no han mirado al reloj durante su trabajo pero sí el calendario que inexorable impuesto sus obligaciones.

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