05 febrero 2010

La planificación energética de la ciudad

El tranvía en el centro de Le Mans (Francia) libera una avenida del tráfico de vehículos

Los problemas del ambiente urbano no son exclusivamente problemas de contaminación, de edificación y de la naturaleza en la ciudad.
No es suficiente con relacionar los consumos energéticos con la contaminación atmosférica y con una utilización más eficiente de la energía en el planteamiento de nuevas construcciones.
Es necesario colocar en primer lugar la planificación energética de la ciudad.
La eficiencia energética consiste en la obtención de los mismos bienes y servicios energéticamente dependientes, pero con una aportacición de energía externa mucho menor, con la misma o mayor calidad de vida, con menos contaminación, a un precio inferior al actual, alargando la vida de los recursos y con menos conflictos.
Teniendo en cuenta este principio, la movilidad puede basarse en un sistema de transporte colectivo, eficaz y cómodo que reduce los consumos energéticos y en consecuencia los costes económicos y las emisiones de gases y partículas a la atmósfera. Por otra parte,  se libera  una buena parte del espacio público de la servidumbre del tráfico, disminuye el impacto del ruido y gana la calidad paisajística. Sistemas de transporte colectivo como el tranvía y el metro deben competir con el vehículo privado en la ciudad del mismo modo que el AVE hace en los trayectos interurbanos: procurando rapidez y comodidad.
Pero no es suficiente. La planificación energética debe tener en cuenta la localización de los espacios para satisfacer las necesidades del ciudadano en cuanto a lugar de residencia, trabajo, comercio, estudio, ocio, deporte...  procurando una densidad y complejidad funcional en el diseño urbano que permita reducir los desplazamientos y localizando los equipamientos y servicios (universidad, hospitales, áreas comerciales y de ocio, estadios deportivos...) vinculados a los ejes de mayor capacidad donde los sistemas de transporte puedan ser más eficaces.
Finalmente hay que cambiar de mentalidad respecto a lo que entendemos como calidad de vida. Por ejemplo, comprender y experimentar como, muchas veces, es más saludable, rápido y divertido desplazarse en bicicleta que en coche.

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