26 enero 2010

El Huerva y la Gran Vía. Condiciones de proyecto.

Hemos destapado la Gran Vía y hemos descubierto el Huerva. Pocos ríos tan abandonados y maltratados como éste. Es bueno que el Huerva sea protagonista de la noticia y objeto de debate, no tanto por lo que se haga o pueda hacerse en el tramo de Gran Vía, sino para mirarlo en todo su recorrido urbano.

Me gustaría que el Huerva permaneciera al descubierto pero el tema requiere algo más que una corazonada, buenos deseos y un poco de imaginación. Del río solo queda un canal encarcelado entre muros de hormigón impresentables. Sus aguas discurren en el fondo de un profundo foso sin luz y sin vida. En las condiciones actuales hay un margen muy estrecho para la recuperación del río. El río es un canal profundo y encarcelado entre altos muros. No es posible el crecimiento de vegetación en el cauce, la corriente de cualquier crecida arrasará cualquier planta que allí se instale. Sólo el Photoshop es capaz de mantener el verde en el cauce.

Si que es posible construir jardines verticales con plantas adaptadas a la baja luminosidad en las partes superiores de los muros. Una intervención paisajística es posible pero requiere algo más que unas intervenciones simples y baratas de ejecución y mantenimiento. El Huerva en este tramo nunca podrá ser ya un río sino un canal más o menos embellecido.

En definitiva, dejar al descubierto el Huerva en Gran Vía es posible pero no sencillo. Se requiere una serie de condiciones previas:

-acuerdo político unánime.

-paralización de las obras e indemnización a la empresa que ejecuta la obra.

-nuevo proyecto y los consiguientes procedimientos administrativos.

-dotación presupuestaria.

-asumir las molestias de las obras por un plazo mínimo de dos años.

-apoyo ciudadano entusiasta.

Sin estas condiciones no puede modificarse el proyecto en ejecución.

En el caso de darse todas estas condiciones, todavía queda por ver el resultado final del proyecto. Hasta el momento no se ha pasado de las ideas y de las imágenes virtuales. Dado que el margen de intervención es muy estrecho y tiene numerosas servidumbres, hay que asumir riesgos importantes sobre el resultado. Y hay que tener en cuenta también lo que se pierde, uno de los bulevares más bonitos de la ciudad.

Aprovechemos la notoriedad efímera de la Huerva para que no se quede en reina por un día. Pensemos en un recorrido diverso que una la Huerva recuperada en los tramos todavía abiertos y los bulevares que lo rememoren.

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