28 enero 2010

Principios ecológicos para Zaragoza. 9. Principio de zonificación climática.

Las condiciones climáticas regionales y microclimáticas de Zaragoza deben tenerse en cuenta a la hora de diseñar la ciudad del futuro al objeto de evitar situaciones de contaminación y mejorarel confort climático.
Son bien conocidas las persistentes nieblas invernales determinadas por situaciones de inversión térmica y las consiguientes dificultades para disipar los contaminantes aéreos; en verano, en cambio, el calor resulta sofocante; por otra parte, el viento dominante del NW, el celebrado cierzo, barre la contaminación pero resulta muy incómodo, especialmente en las grandes avenidas abiertas, concebidas sin tener en cuenta este decisivo factor meteorológico, que encauzan y aceleran la velocidad del viento.
Ciertas áreas críticas por su menor ventilación o peores condiciones de difusión atmosférica deben ser protegidas frente a la ubicación de potenciales estructuras contaminantes. Las industrias con emisiones de contaminantes gaseosos deben emplazarse en espacios elevados donde la difusión se vea favorecida y no en las partes más bajas sometidas con frecuencia a situaciones de inversión térmica.
Si en el diseño urbano jugamos con los gradientes térmicos entre zonas naturales frescas y húmedas (las riberas y parques) y las urbanas impermeables y secas (centro y barrios muy compactos) podremos favorecer el intercambio entre las distintas masas de aire. El aire cálido y seco del centro de la ciudad, más ligero, tiende a ascender. El aire fresco y húmedo generado en los grandes espacios abiertos, más denso, tenderá a ocupar el espacio del aire ascendente del centro de la ciudad.
Así podemos formar una célula convectiva en la que el aire seco y cálido del centro es reemplazado por el aire más húmedo y fresco del entorno. ¿Han comprobado como en los días más calurosos de julio y agosto, al final de la tarde, sopla una brisilla en la Plaza del Pilar?.
En este sentido los ríos y grandes parques se comportan como auténticos pasillos de aire nuevo y fresco que mejoran las condiciones térmicas y de calidad del aire del casco urbano. Aquí una de las razones del principio de necesidad de un sistema de grandes espacios abiertos.
Por otra parte el trazado del viario urbano y los volúmenes a edificar han de tener en cuenta la frecuencia y dirección de los vientos dominantes para evitar el incremento de la fuerza y velocidad del viento y sus efectos desagradables.


Las masas de aire fresco y húmedo de los grandes espacios verdes reemplazan el aire seco y recalentado de la ciudad contribuyendo a mejorar la calidad del aire y el confort climático.

La arquitectura tradicional de muchos de nuestros pueblos nos enseña mucho. Los pueblos de la comarca del Moncayo, por ejemplo, están emplazados al abrigo (a sotavento) del cierzo y orientados hacia el sur.
El profesor e investigador José Mª Cuadrat y su equipo de la Universidad de Zaragoza han desarrollado estudios en los que desarrollan científicamente estos aspectos.

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